miércoles, 30 de marzo de 2011

Bilingüismo:Ventaja o inconveniente


Un individuo bilingüe se expresa en dos lenguas, dependiendo de las personas o circunstancias en que se encuentra. La división de las funciones de las lenguas: lengua familiar, de aprendizaje, de cultura, es un hecho individual. Normalmente la persona bilingüe tiene una lengua principal, y es aquella con la que se identifica personalmente, la que utiliza con más frecuencia y con más facilidad, es la lengua de sus relaciones más personales y la lengua en la que mantiene sus monólogos interiores. Ésta suele ser la misma durante toda la vida, pero en algunos casos puede variar y la segunda convertirse en principal.

Pero ser bilingüe; ¿es una ventaja o un inconveniente?


lunes, 14 de marzo de 2011

¿Mal uso o abuso vocal?

Tanto en el abuso como en el mal uso aparece como característica definitoria la hiperaducción de la musculatura intrínseca y extrínseca laríngea, fundamentalmente, acompañada de una excesiva y violenta vibración del pliegue vocal. La fonación en condiciones de una excesiva tensión laríngea provoca, frecuentemente,cambios en los tejidos laríngeos. Al existir cambios en ellos, pueden causar alteraciones de la masa, elasticidad y tensión de los pliegues vocales, la vibración de éstos está negativamente afectada. La disfonía resultante de estos cambios en los pliegues vocales, se caracteriza por ronquera, soplo y/o tono grave.

jueves, 10 de marzo de 2011

Algunos apuntes sobre la Disortografía




La disortografía se refiere a una dificultad para con la escritura, que puede surgir independientemente de que haya o no alteraciones en la lectura. De forma específica, afecta al contenido y composición de la palabra, dejando al margen los aspectos de forma y trazado implicados en el acto escritor. La conceptualización clara y precisa de la disortografía evita los diagnósticos confusos, en los que se solapan, a veces, problemáticas escritoras diversas, que suelen denominarse con términos afines, pero que implican dificultades muy distintas.
Por otra parte, es imprescindible conocer la naturaleza y la etiología de los trastornos ortográficos, ya que son muchas las causas (intelectuales, perceptivas, lingüísticas, pedagógicas, etc.) que pueden estar suscitándolos, siendo las más frecuentemente detectadas las visoespaciales y las perceptivo-lingüísticas.
A partir de lo dicho anteriormente, cabe afirmar que la reeducación de la disortografía no puede limitarse a una mera corrección sistemática de las “faltas de ortografía” (natural, visual y de reglas) mediante métodos rígidos e inflexibles (copias, dictados), sino que deberá configurarse como un proceso de intervención integral, que aborde también los déficits subyacentes (factores causales) implicados en el fracaso ortográfico, y que es necesario evaluar y considerar como base de la reeducación.

De manera general, se puede decir que en el mecanismo de la escritura, a nivel ortográfico, están implicados dos procesos básicos:

·         Un proceso de discriminación, que supone la utilización de los fonemas como símbolos auditivos. Este proceso exige un funcionamiento adecuado de la percepción auditiva, para permitir la diferenciación de los distintos sonidos que constituyen los fonemas componentes de una palabra.
·         Un proceso de simbolización, que implica el uso de signos gráficos –grafemas correspondientes a los fonemas. Este proceso requiere la intervención de la percepción auditiva, visual y espaciotemporal, por lo que es necesario un determinado grado de madurez de los mismos.

Se podrían citar, como causas fundamentales de disortografía, las siguientes:
·         Causas de tipo perceptivo:
¨       Deficiencias en percepción y en memoria visual y auditiva. Tales dificultades pueden ocasionar problemas, a la hora de discriminar los sonidos de los fonemas -discriminación auditiva-, de retener el dato sonoro escuchado previamente para transcribirlo -memoria auditiva- o pueden interferir el recuerdo de algunas peculiaridades ortográficas que, no atendiendo a la correspondencia fonema-grafema, se apoyan en la memoria visual -palabras escritas con “b” o “v”, con o sin “h”, etc..
¨       Deficiencias a nivel espaciotemporal. Este tipo de percepción resulta importante para la correcta orientación de las letras, para la discriminación de grafemas con  rasgos similares, en cuanto a su orientación espacial -b/d, p/q, etc.-, y para el adecuado seguimiento de la secuenciación y ritmo de la cadena hablada ¾cadencia rítmico-temporal.
·         Causas de tipo intelectual:
¨       Déficit o inmadurez intelectual. La existencia de un bajo nivel de inteligencia general, determina, en muchos casos, los problemas de ortografía.
Para lograr una transcripción correcta, son necesarias ciertas operaciones de carácter lógico-intelectual, que faciliten el acceso al aprendizaje del código de correspondencia fonema-grafema, y el conocimiento y distinción de los diversos elementos lingüísticos (sílaba, palabra, frase), que permitirán darle sentido al enunciado escuchado y aislar adecuadamente los componentes de una frase.
·         Causas de tipo lingüístico:
¨       Es evidente que, si el niño articula mal un determinado fonema, o lo substituye por otro en el lenguaje oral, como por ejemplo: que substituya /s/ por /z/, cuando tenga que repetirlo interiormente para transcribirlo, lo pronunciará mal y su escritura será igualmente defectuosa.
¨       También podría darse por un deficiente conocimiento y uso de vocabulario.
Partiendo de la base de que cuanto más vocabulario tiene un niño, más amplia es la posibilidad de que conozca la ortografía de un número mayor de palabras y, por tanto, cometerá menos errores al escribirlas.
·         Causas de tipo afectivo-emocional:
¨       Bajo nivel de motivación. Es esencial en el momento de escribir, ya que si el      niño no está lo suficientemente motivado, presta menos atención a la tarea         y puede cometer errores, aunque conozca perfectamente como se escribe.
·         Causas de tipo pedagógico:
¨       El propio método de enseñanza resulta inadecuado, por utilizar técnicas tan perjudiciales como el dictado (como veremos más adelante), o por no ajustarse a las necesidades diferenciales e individuales de       alumnado,no respetando el propio ritmo de aprendizaje de la persona.
.           Actualmente, la intervención en la disortografía ha avanzado y mejorado su calidad, gracias a las investigaciones sobre el tema.
No se puede hablar de un modelo de intervención en concreto, sino de una variedad de técnicas y recursos, donde converge una multiplicidad de aspectos: percepción auditiva, visual, espacio-temporal, memoria auditiva, visual, vocabulario, etc., que pueden incidir en el aprendizaje de la ortografía, y dejando de centrar el énfasis tan sólo en la corrección de las faltas de ortografía.


¿ A qué edad se debe aprender a leer y a escribir?





El aprendizaje de la lectura y la escritura es, sin duda, uno de los objetivos principales de la escolaridad y uno de los retos fundamentales para los enseñantes. Se trata de dos actividades tan complejas como necesarias para acceder al conocimiento y al desarrollo de la cultura. Los estudios y las investigaciones realizadas en este sentido son numerosos. El enfoque que se desprende de la mayoría de ellos, “tiende a considerar que tanto la lectura como la escritura son procesos interactivos, a través de los cuales se construyen significados; esto quiere decir que leer y escribir son,primordialmente, actividades a través de las cuales construimos y ampliamos nuestro conocimiento del mundo que nos rodea”.
El dominio de estas habilidades se juega, casi totalmente, durante los primeros niveles de la escolaridad. En este sentido, las practicas docentes han ido variando a lo largo de los años, dependiendo de las distintas teorías del aprendizaje y de las aportaciones en el ámbito de la lingüística, la psicología y la pedagogía. “Sin olvidar un tipo de práctica basada en el saber hacer propio del oficio, el cual puede llevar al maestro a utilizar las estrategias docentes de manera repetitiva hasta que la relación entre éstas y las teorías que las engendraron resulta cada vez más distante o inexistente”.
A mediados de los años sesenta, se puso en duda la eficacia del aprendizaje de la lectura y la escritura en edad temprana. El argumento esgrimido por algunos sectores de la psicología era que a los 5 ó 6 años de edad no se ha alcanzado todavía la madurez necesaria para abordar estos aprendizajes. Por ello, se consideró más adecuado un enfoque basado en el dominio de los llamados prerrequisitos: desarrollo de la percepción visual, coordinación oculo-manual, control motriz, direccionalidad, etc. En muchas escuelas, se decidió posponer las actividades de iniciación a la lectura y la escritura, en el sentido estricto, para concentrar el trabajo y los esfuerzos del alumnado en el desarrollo de actividades relacionadas con el gesto gráfico. El trabajo psicomotriz –por otra parte, nada despreciable-, cobró una importancia capital. Se entendía que los niños y niñas con un dominio de las habilidades preparatorias para la lectura y la escritura accedían con más facilidad al aprendizaje del código.
Ana Teberosky (1987) fue una de las primeras en plantear la necesidad de cambiar la
metodología para enseñar a leer y a escribir. Para ella, esta idea ha hecho daño porque “tratar a un niño como un prelector es tratarlo como un prelingüista”. Sería lo mismo que no hablarle porque no sabe hablar.
En la actualidad, coexisten diferentes métodos. A menudo, muchos de ellos, incluyen el citado enfoque que se basa en los prerrequisitos. Podemos afirmar que, en la mayoría de los casos, los alumnos superan la prueba y aprenden a leer y a escribir. Pero, ¿podemos decir de un niño que domina la mecánica lecto-escritora que sabe leer y escribir? Como afirman Peso y Vilarrubias (1989), con ayuda de los prerrequisitos o a pesar de ellos, la mayoría de los alumnos son alfabetizados “siempre que esta alfabetización se considere en sentido estricto, ya que el hecho de acceder al dominio del código establecido entre la relación de los sonidos y de las grafías no supone, ni mucho menos, saber leer y escribir”.